QUEREM LULA NO MÉXICO. E AGORA, GLOBO?

Do jornal mexicano La Crónica de Hoy:

LULA PARA PRESIDENTE (DEL MEXICO)

Por René Avilés Fabila

Lula tiene un origen radicalmente distinto del de Felipe Calderón. El brasileño nació pobre, se hizo militante comunista y al fin consiguió la presidencia. El derrumbe del bloque socialista encabezado por la Unión Soviética lo atrapó como a tantos otros. De pronto no parecía haber más cabida para aquella izquierda que se había formado en las lecturas de los clásicos marxistas. El apabullante triunfo del capitalismo fue demoledor para la antigua izquierda. Quedó sin rumbo. En México fue el caos completo, por ejemplo. Comunistas, socialistas y trotsquistas dieron toda suerte de bandazos y al fin se sumaron, con priistas resentidos, para crear una masa gelatinosa, sin proyecto real, que denominaron izquierda. Pudo serlo. Pero se impusieron condiciones tales como la corrupción, el caudillismo, el amor devoto por el poder y especialmente un abandono ideológico. Para no caer en total desgracia, el PRD y sus afines optaron por darle un pedestal mágico al peor caudillo que haya tenido eso que llamamos izquierda.

Mezcla de tendencias y opiniones, no hay mucho que indique que lo es. A López Obrador, un priista mal formado en tiempos del populismo de Luis Echeverría, le atribuyeron poderes mágicos y sin otro bagaje que su tendencia natural al autoritarismo (que ahora intenta disfrazar) y un amasijo de ideas ramplonas, en absoluto de izquierda, va en pos de la Presidencia por segunda vez. Al frente tiene una derecha (el PAN) que intenta ser centro y un centro (el PRI) que está seguro de serlo.

Pero lo más curioso en un mundo globalizado y en un México que se ha plegado gustoso a este fenómeno, es que para no dañar una imagen idílica de un pasado glorioso, vive y sueña pensando en que la patria caerá cuando Pemex sea privatizado. Lo extraño es que tan sólo en el DF, gobernado por la “izquierda”, todo esté privatizado o en proceso de estarlo. Sin embargo, un prófugo del peor priismo Marcelo Ebrard, presume una y otra vez su izquierdismo sin mencionar que el Carlos que él leyó para hacerse político profesional, no fue Carlos Marx, sino Carlos Salinas. Ayer, el poeta Dionicio Morales, ironizando la ridiculez del jefe de Gobierno capitalino, dijo claro que es marxista, se llama Marx-celo.

Lula ha insistido en que para avanzar hay que saber moverse en un mundo que se globalizó dentro de parámetros capitalistas sin dañar al país y menos a sus habitantes. En Brasil hizo una gestión admirable: hoy la potencia de América Latina es tal país. Su peso internacional es significativo y desplazó por completo el antiguo liderazgo mexicano. Bien. En declaraciones emitidas aquí, fue claro, pensando en la experiencia de Petrobras. Sabe que el petróleo es un recurso no renovable. La gallina de los huevos de oro un día se  extinguirá. Por ello es importante que no sea una empresa con números rojos. Y eso es Pemex, un fracaso. Mal manejada, siempre en manos de corruptos, es una especie de banco de donde sale dinero para todos menos para su propio desarrollo.

A Calderón es evidente, como buen político neoliberal, le gustaría que Pemex recibiera dinero particular. Pero la “izquierda” haría un escándalo mayúsculo. Lo que propone Lula es una alianza con Petrobras para crear la “multinacional de energía más grande del mundo”. Eso es pensar en grande, eso es lo que hizo de Lula un presidente notable, que sabe aceptar la realidad internacional pensando siempre en los intereses sociales. ¿Qué se gana con tener como “nacional” una empresa siempre quebrada? Nada. Pero si se rompe con el único nexo que nos queda con el pasado, caeremos en manos de la derecha, como si no estuviéramos ya en sus garras.

Lula fue claro, no está anclado en el pasado sino que tiene la mirada puesta en el futuro. Pero del lado mexicano, la derecha que nos gobierna (mal, desde luego) vive aterrada por el mito petrolero. Lula dijo, este tema lo he tratado con Fox y Calderón, ninguno reaccionó positivamente. Claro, la sola idea de tocar algo que los mexicanos hemos festejado sin césar desde 1938, que fue valiente y oportuno, aterroriza a cualquiera. No deja de ser sorprendente que ningún político se atreva ni quiera a sugerir que a Pemex le inyecten dinero mexicano privado. Es una traición a la patria. ¿En qué nos lesionaría una sólida alianza entre ambas enormes empresas para hacer de las dos naciones una potencia energética?

La “izquierda” mexicana no lo es realmente, sólo hay que ver sus orígenes y sus acciones y compararlas con las de las izquierdas existentes en el mundo. Lula sí lo es. Representa una izquierda moderna, progresista, generosa y realista. Si Lula ve a nuestra paraestatal como una “vaca sagrada” es porque ese trato le hemos dado por igual todas las tendencias políticas de México. Es tiempo de escuchar una voz sensata y buscar la manera de recuperar dinero y prestigio. Vivir en la nostalgia de una época que no volverá es un grave error. Eso debería quedar para la demagogia perredista que sólo busca beneficio personal. No cabe duda, nuestro mejor candidato presidencial es Luis Inacio Lula da Silva.